Hace
un par de meses escribimos el Post “Mi cerebro se enamora” donde os
explicábamos por qué nos enamoramos y los cambios que se llevan a cabo en nuestro
cerebro cuando esto pasa. Pero, ¿qué ocurre cuándo cesa esta primera fase de
enamoramiento?, ¿cómo nos comprometemos con la pareja a largo plazo? En este
Post resolvemos estas y otras cuestiones.
Llega
un momento en que las mariposas en el estómago desaparecen y dejamos de estar
pendientes 24 horas de lo que hace o nos dice el ser amado. Quizás hayan pasado
unas pocas semanas o varios meses, pero la fase inicial de amor romántico en la
que nuestra vida gira en torno a la pareja ha acabado. ¿Qué pasa ahora? Se
producen numerosos cambios en nuestro cuerpo que nos indican que estamos evolucionando
hacia una nueva etapa. Ya no sentimos la ansiedad del principio, no nos
sentimos tan nerviosos al tenerla cerca o pensar en ella, la sensación de euforia
decae y empezamos a verle como realmente es (incluidos esos detalles que nos
molestan y en los que en un primer momento no reparábamos). El éxtasis inicial, provocado por la
liberación de dopamina, desaparece. El organismo se habitúa.
Llegados
a este punto suelen ocurrir dos cosas, o la pareja se rompe o por el contrario,
la pareja se consolida pasando del enamoramiento al amor. Aquí se daría paso a
la secreción de oxitocina, la cual
te une a tu pareja creando un nexo que te compromete con ella a largo plazo.
La
transición de la fase inicial idílica a la vida real en pareja puede ser
complicada. Muchas veces por las ideas erróneas que tenemos respecto al amor
tales como, “no seré una persona completa si no tengo a alguien a mi lado” o “mi
pareja ideal será aquella con la que encaje plenamente en cualquier aspecto”. Estos
clichés sociales se nos imponen desde edades tempranas, pudiendo provocar que
tengamos una idea equivocada de lo que debe ser una relación de pareja sana y
por consecuencia hacernos sufrir. Pensar que no somos nada sin la otra persona
o que nuestra vida no tendrá sentido sin ella, puede conducirnos a la
dependencia emocional o afectiva. Incurriendo en el error de perdonar cualquier
cosa que el ser amado nos haga, como puede ser una infidelidad, por el miedo a
que si le dejamos comience una relación amorosa con la tercera persona. No
debemos olvidar que el amor no es
incondicional, no todo vale. A veces resulta complicado porque no nos
enseñan a vivir solos, por lo que se mantienen relaciones por el mero hecho de
evitar la soledad y tener compañía. En el momento en que aparecen reproches,
engaños con terceros, mentiras, etc. la pareja suele verse abocada al fracaso a
largo plazo pese a los intentos por salvarla.
Entonces,
¿qué características debe reunir una pareja para perdurar? El amor es un
proceso continuo de construcción. Las relaciones hay que trabajarlas y
cuidarlas a diario. Cada relación amorosa es distinta y única y no se debe
intentar revivir con alguien la vida que teníamos con otro amado. Una buena
pareja debe presentar tres características básicas: deseo sexual (un buen
acoplamiento sexual es esencial), ternura (cuidado y preocupación por el otro)
y amistad. Puesto que el acto sexual es algo a lo que no se dedica la mayor
cantidad del tiempo y que una ternura excesiva puede incurrir en
sobreprotección, la amistad es la
clave para que la relación perdure. Aquello de que los polos opuestos se atraen
es cierto, pero chocan cuando están cerca. Por lo que debemos compartir
semejanzas con nuestra pareja para que la relación funcione. La clave reside en
la complementación. El carácter del otro debe ser compatible con
el nuestro, así como su escala de valores, su manera de actuar y entender el
mundo. No suele ser satisfactorio compartir nuestra vida junto a alguien que no
nos gusta cómo se enfrenta a las situaciones cotidianas o con la que no
compartimos momentos vitales parecidos, como suele ocurrir con parejas en que
existe una gran diferencia de edad. Objetivos y un proyecto de vida similar son
esenciales para una buena relación de pareja.
Pero
previamente a tener una relación de pareja y que esta sea sana, debemos partir
siempre de la base de aprender a estar solos y querernos a nosotros mismos sin
tener a alguien al lado. Solo así podremos ser felices junto a otro.
“Nos
hicieron creer que cada uno de nosotros es una media naranja, y que la vida
tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos
enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la
responsabilidad de completar lo que nos falta”
John
Lennon
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Isabel Estévez Prieto
iestevez@cop.es
Estefanía Cárcel Esteban
ecarcelpsicologa@gmail.com
Muy bueno me encanto
ResponderEliminarBuenissimo, con mucho sentido común.
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