jueves, 23 de mayo de 2013

Cómo mantener viva la llama del amor

Hace un par de meses escribimos el Post “Mi cerebro se enamora” donde os explicábamos por qué nos enamoramos y los cambios que se llevan a cabo en nuestro cerebro cuando esto pasa. Pero, ¿qué ocurre cuándo cesa esta primera fase de enamoramiento?, ¿cómo nos comprometemos con la pareja a largo plazo? En este Post resolvemos estas y otras cuestiones.

Llega un momento en que las mariposas en el estómago desaparecen y dejamos de estar pendientes 24 horas de lo que hace o nos dice el ser amado. Quizás hayan pasado unas pocas semanas o varios meses, pero la fase inicial de amor romántico en la que nuestra vida gira en torno a la pareja ha acabado. ¿Qué pasa ahora? Se producen numerosos cambios en nuestro cuerpo que nos indican que estamos evolucionando hacia una nueva etapa. Ya no sentimos la ansiedad del principio, no nos sentimos tan nerviosos al tenerla cerca o pensar en ella, la sensación de euforia decae y empezamos a verle como realmente es (incluidos esos detalles que nos molestan y en los que en un primer momento no reparábamos). El éxtasis inicial, provocado por la liberación de dopamina, desaparece. El organismo se habitúa.
Llegados a este punto suelen ocurrir dos cosas, o la pareja se rompe o por el contrario, la pareja se consolida pasando del enamoramiento al amor. Aquí se daría paso a la secreción de oxitocina, la cual te une a tu pareja creando un nexo que te compromete con ella a largo plazo.

La transición de la fase inicial idílica a la vida real en pareja puede ser complicada. Muchas veces por las ideas erróneas que tenemos respecto al amor tales como, “no seré una persona completa si no tengo a alguien a mi lado” o “mi pareja ideal será aquella con la que encaje plenamente en cualquier aspecto”. Estos clichés sociales se nos imponen desde edades tempranas, pudiendo provocar que tengamos una idea equivocada de lo que debe ser una relación de pareja sana y por consecuencia hacernos sufrir. Pensar que no somos nada sin la otra persona o que nuestra vida no tendrá sentido sin ella, puede conducirnos a la dependencia emocional o afectiva. Incurriendo en el error de perdonar cualquier cosa que el ser amado nos haga, como puede ser una infidelidad, por el miedo a que si le dejamos comience una relación amorosa con la tercera persona. No debemos olvidar que el amor no es incondicional, no todo vale. A veces resulta complicado porque no nos enseñan a vivir solos, por lo que se mantienen relaciones por el mero hecho de evitar la soledad y tener compañía. En el momento en que aparecen reproches, engaños con terceros, mentiras, etc. la pareja suele verse abocada al fracaso a largo plazo pese a los intentos por salvarla.



Entonces, ¿qué características debe reunir una pareja para perdurar? El amor es un proceso continuo de construcción. Las relaciones hay que trabajarlas y cuidarlas a diario. Cada relación amorosa es distinta y única y no se debe intentar revivir con alguien la vida que teníamos con otro amado. Una buena pareja debe presentar tres características básicas: deseo sexual (un buen acoplamiento sexual es esencial), ternura (cuidado y preocupación por el otro) y amistad. Puesto que el acto sexual es algo a lo que no se dedica la mayor cantidad del tiempo y que una ternura excesiva puede incurrir en sobreprotección, la amistad es la clave para que la relación perdure. Aquello de que los polos opuestos se atraen es cierto, pero chocan cuando están cerca. Por lo que debemos compartir semejanzas con nuestra pareja para que la relación funcione. La clave reside en la complementación.  El carácter del otro debe ser compatible con el nuestro, así como su escala de valores, su manera de actuar y entender el mundo. No suele ser satisfactorio compartir nuestra vida junto a alguien que no nos gusta cómo se enfrenta a las situaciones cotidianas o con la que no compartimos momentos vitales parecidos, como suele ocurrir con parejas en que existe una gran diferencia de edad. Objetivos y un proyecto de vida similar son esenciales para una buena relación de pareja.

Pero previamente a tener una relación de pareja y que esta sea sana, debemos partir siempre de la base de aprender a estar solos y querernos a nosotros mismos sin tener a alguien al lado. Solo así podremos ser felices junto a otro.


“Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es una media naranja, y que la vida tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta”                                                                                              
John Lennon


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Isabel Estévez Prieto
iestevez@cop.es

Estefanía Cárcel Esteban
ecarcelpsicologa@gmail.com

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