miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿Cómo educas a tu hij@?

Niños, esos pequeños (pero enormes) trocitos de felicidad. Todos tenemos niños a nuestro alrededor: hijos, primos, sobrinos, amigos, vecinos, hijos de compañeros, nuestros ahijados. Hoy es el Día Universal del Niño, y por ello he pensado en hablarte sobre la educación de nuestros pequeños.

La investigación nos dice que existe una serie de estilos educativos muy diferentes entre sí, y que solemos utilizar un estilo u otro dependiendo del momento, aunque en general nos decantamos por uno de ellos. Como bien sabemos, nadie tiene un hijo que venga con manual de instrucciones, y es muy difícil saber qué hacer en cada momento con los niños y niñas, es por eso que de vez en cuando actuamos de forma diferente, por el simple hecho de que aprendemos con la práctica, y en la educación de nuestros hijos no va a ser diferente. Por eso, hoy te muestro las diferentes formas en las que solemos educar a nuestros niños, y cómo afectan esos estilos educativos a su desarrollo.

¿Quieres saber qué estilos educativos podemos adoptar?




Estilo autoritario

Los padres con un estilo autoritario suelen ser muy exigentes en todos los aspectos. Les cuesta tener en cuenta las necesidades de sus hijos y suelen tener siempre las mismas técnicas de disciplina, sin tener en cuenta la edad del niño ni el contexto en el que se encuentran.  Estos padres creen firmemente que siempre tienen la razón, y solucionan los conflictos y problemas siempre a su manera, sin tener muy en cuenta lo que su hijo tiene que decir. A veces amenazan a sus hijos cuando “se portan mal”, a la mínima les retiran el afecto, y les critican mucho (“lo has hecho muy mal, no sirves para nada”). Suelen criticar a sus hijos como personas (“eres malo”) en vez de dirigirse simplemente a la acción (“no me gusta que grites a tu hermano”). Los niños que han recibido este estilo educativo suelen ser tímidos, sumisos, dependientes y tienen niveles bajos de autoestima.

Estilo permisivo

Podríamos decir que este estilo es todo lo contrario al anterior.  Son padres muy poco exigentes y protegen a sus hijos en prácticamente todo, evitando que se enfrenten a problemas y los solucionen por ellos mismos. Dan a sus hijos todo lo que piden, apenas sin límites, sin reglas. De este estilo educativo surgen niños dependientes de sus padres ante cualquier dificultad, egoístas, carentes de capacidad de esfuerzo, les cuesta mucho controlar sus impulsos, y todo esto provoca problemas a la hora de relacionarse con los demás, tanto en la infancia como en la edad adulta.

Estilo indiferente

El estilo indiferente se basa en no tener en cuenta las necesidades de los hijos y en no dar apoyo emocional de ningún tipo a los pequeños. La relación afectiva es prácticamente nula. En el tema de la disciplina, cada día es algo diferente, con lo que los niños no viven con estabilidad. Hagan lo que hagan, cada día pueden recibir una respuesta diferente de sus padres, con lo que llega un momento en que no saben cómo actuar. Los niños que han sido educados de esta manera pueden desarrollar cierta rebeldía, incluso conductas delincuentes. Se suelen aislar socialmente, son inmaduros, y pueden sufrir problemas emocionales. Al no haber recibido el afecto necesario de parte de sus padres, estos niños pueden sentirse rechazados.

Estilo democrático

En esta forma de educar, los padres y los hijos presentan un respeto mutuo y cooperan entre ellos. Los padres tienen en cuenta que pueden cometer errores a la hora de tomar decisiones, y los aceptan. Permiten a los hijos desarrollar su autonomía e independencia, permitiéndoles resolver ellos mismos los problemas que puedan tener (siempre con su afecto y apoyo emocional), facilitando de esta manera que sus hijos evolucionen y saquen lo mejor de sí mismos. Podríamos decir que este estilo educativo se encuentra en el equilibrio entre el abandono y la sobreprotección, ni una cosa ni la otra. Los padres apoyan a los hijos y están con ellos para ayudarles, pero eso no quita que los hijos vayan aprendiendo poco a poco a ser capaces, a esforzarse para conseguir sus metas, y a vivir cada vez de manera más independiente. Este estilo educativo es el que realmente enseña a los niños ahora, para que sean adultos responsables en un futuro. El estilo democrático permite que los niños asuman las consecuencias de sus actos, aprendiendo que así tendrá que ser (quieran o no) cuando se hagan mayores. Los niños aprenden a respetar las reglas, a las demás personas, aprenden a cooperar, a trabajar en equipo y, en definitiva, a convivir en sociedad.

La educación de los hijos no es fácil, y es muy cierto que a veces podemos optar  por uno de estos estilos dependiendo del contexto en que nos encontremos, de la edad del niño, y de otros factores más. Es algo común que de vez en cuando nos salgamos del hilo y seamos un poco más autoritarios de lo debido, o que le permitamos a nuestro nene o nuestra nena demasiadas cosas. De vez en cuando podemos permitírnoslo pero hay que tener en cuenta que lo mejor para nosotros y para nuestros hijos es mantener un estilo democrático en la educación que les damos. Este estilo nos va a permitir sentirnos orgullosos de nosotros mismos y, lo más importante: que nuestros hijos se conviertan en adultos de bien y estén orgullosos de nosotros, como padres.







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Estefanía Cárcel Esteban

Isabel Estévez Prieto



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