martes, 14 de enero de 2014

Dependencia Emocional

Bienvenid@ de nuevo al blog Psicología Para Ti. Hoy me gustaría hablarte de un problema bastante común, al menos en principio. Le podemos poner la etiqueta de problema de autoestima, de pareja, o de habilidades sociales, y me refiero a la Dependencia Emocional.

La Dependencia Emocional aparece cuando piensas que no puedes vivir sin la otra persona, y por ello dejas en manos de tu pareja (o de otra persona o personas) la toma de decisiones de prácticamente todas las áreas de tu vida. Además, cuando eres emocionalmente dependiente, sueles buscar el gustar excesivamente a todo el mundo, haciendo cualquier cosa por obtener la aprobación de los demás (esto incluye soportar humillaciones y malos tratos).

El origen puede ser la falta de aprobación (¡lo haces todo mal!), la falta de amor (si haces eso no te querré) o por falta de valoración (¡tienes que sacar siempre sobresalientes, un notable no me vale!) cuando éramos pequeños, lo que genera adultos sumisos, dependientes y demasiado complacientes. Por regla general, una persona que ha sido criada de este modo es lógico que busque a alguien que le repita el mismo patrón con el que creció. Estamos hablando de generalidades, por supuesto también hay dependientes emocionales que no tuvieron una educación estrictamente así, y que a partir de las experiencias de la vida adulta (desprecios, decepciones, etc.) se convirtiera en una persona más débil en ese sentido. No siempre la infancia nos va a marcar para siempre, ya sabes que cada persona es un mundo.

Podemos nombrar algunas características que suelen presentarse en las personas que sufren este tipo de dependencia:

1. Temor desmedido a la soledad, que hace que en caso de una ruptura, enseguida se busque otra pareja con características similares.

2. La necesidad imperiosa de aprobación y de afecto, a cualquier coste. Sólo se sienten valorados si agradan y hacen felices a otros, aún a costa de sus propios deseos y necesidades.

3. Se sienten responsables (o culpables) por la felicidad (o la falta de ella) de quienes les rodean.

4. No pueden tolerar el rechazo, por eso no dicen lo que realmente piensan, e incluso hacen cosas contrarias a sus creencias para no ofender a nadie. Precisan la opinión positiva de otros para lograr su propia autoestima.

5. Creen que la sumisión EVITA el abandono.





Lógicamente, como en toda interrelación entre personas, las dos partes tienen su responsabilidad

Quien depende, espera de algún modo que el otro le solucione conflictos intrapersonales (internos) irresueltos, que cubra todas sus carencias (la mayoría emocionales), tal vez incluso que cambie y deje esa manera de ser tan poco "demostrativa, irrespetuosa, egocéntrica, o infiel". El dependiente relega sus necesidades a un segundo plano. Suelen agobiar a sus parejas con demandas de atención desmedidas, al punto de hacer escenas de celos o de invadir su privacidad.

Quienes generan dependencia en su pareja también tienen su grado de responsabilidad, por supuesto. Quieren tener gente al lado que baile al compás de su música (descartando o menospreciando a quién no lo hace), buscan tener el control total sobre la otra persona (serán más o menos permisivos, pero no darán libertad de acción). Suelen ser manipuladores y narcisistas, y tener un ego exacerbado.

Si dejas que otra persona maneje tu vida, y sientes que relegas tus necesidades en función de los demás, sistemáticamente, sin darte tu lugar, probablemente formes parte de una relación de dependencia emocional. Una cosa es pedir ayuda y aceptarla cuando la necesitamos, otra es no poder tomar decisiones importantes de manera personal, estar pendiente de qué decimos o hacemos para no enfadar al otro, pensar que sin esa persona nuestra vida no tendría sentido.


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Estefanía Cárcel Esteban

Isabel Estévez Prieto

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